jueves, abril 05, 2012

Antonio Rubio. David Pintor.
Kalandraka, 2012



La orquesta de cuerda, de violas y violines, no para de tocar y, a lo largo del año, entona distintas melodías. Todos los meses del año tienen su encanto y la orquesta lo sabe, por eso siguen el compás del frío de enero, del viento de marzo o de la lluvia de abril, sin olvidar las vacaciones de agosto o el concierto final de diciembre. Si el lector abre las páginas de Almanaque musical, seguirá de cerca este concierto especial, en donde los músicos, según sea el mes del año, tocan una u otra melodía. Antonio Rubio compone poemas en arte menor, con rima asonante, y ofrece una historia con principio y fin, la historia de la orquesta de cuerda, por supuesto. Sinfonías, pentagramas, batutas e instrumentos se afinan en los versos de Antonio Rubio.
Los doce poemas, siguiendo este eje temático, se adaptan a la particularidad de cada mes y ayudan, al lector, a entender ese especial devenir temporal en que el paisaje, la naturaleza, se viste con unos u otros ropajes.
Las ilustraciones de David Pintor, en esta ocasión, conforman otras melodías paralelas, ya que dibujan a los miembros de la orquesta, a lo largo del año, en diversas posiciones, pero siempre con los instrumentos bien afinados. Estos músicos han perdido la solemnidad de las salas de concierto, pero han ganado espontaneidad y diversión, han ganado vida. Animales y humanos forman una orquesta capaz de hacer morir de envidia a cualquiera. El gran elefante, con su violín, es, de alguna manera, el músico más vistoso, aunque los demás, con sus sombreros y sus aspectos estrafalarios, no le van a la zaga.
Almanaque musical es un libro bellísimo que va destinado a los lectores pequeños, a partir de 7 años. Los poemas que lo integran son transparentes, están llenos de imágenes cercanas a los niños y ofrecen la cotidianeidad desde otro punto de vista, el punto de vista musical, lleno de ritmo y notas. Sin ir más lejos, al final del texto, se incluyen unas recomendaciones muy sugerentes de distintos “Conciertos de cuerdas”.
Almanaque musical, en formato de álbum, invita a soñar, a sentirse vivo y feliz, porque los poemas irradian optimismo, son luminosos y muy alegres. Un buen libro, sin duda, que ofrece un concierto a lo largo de las cuatro estaciones. Un concierto sin igual.

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